“El Turismo de Reuniones necesita sostener lo que tiene con apoyo del estado”

En una entrevista con Mensajero, Fernando Gorbarán, presidente de AOCA, analizó el presente del MICE y destacó la importancia de los eventos presenciales.

El 31 de agosto, Carlos Bianco, jefe de Gabinete de la Provincia de Buenos Aires, anunció el regreso del turismo de reuniones. Esta decisión, junto a la flexibilización de las restricciones en Argentina, con la que los pasajeros nacionales y residentes que viajan al exterior por razones laborales quedaron exceptuados de hacer la cuarentena obligatoria al regresar, significaron un claro paso hacia la restauración de la normalidad en el flujo de turismo emisivo y receptivo, con la ansiada reactivación de los negocios.

En ese marco, Mensajero dialogó con Fernando Gorbarán, presidente de la Asociación Argentina de Organizadores y Proveedores de Exposiciones, Congresos, Eventos y de Burós de Convenciones (AOCA), quien analizó el presente que atraviesa el sector y los proyectos de la actividad de cara al futuro.

– ¿En qué situación se encuentra el turismo de reuniones en Ciudad de Buenos Aires?
– Es uno de los temas que veníamos pidiendo, no sólo desde AOCA. Queríamos tener un marco de previsibilidad. Tuvimos muchas reuniones con el Gobierno porteño en el momento más duro de la pandemia. Entendíamos perfectamente la situación sanitaria que se atravesaba, a pesar de tener una urgencia puntual para retomar la actividad. En todo momento comprendimos la necesidad política de ir manejando las reaperturas en función de la cuestión sanitaria. Lo que no podíamos perder era la mirada a mediano y largo plazo, más que nada por la naturaleza de nuestros negocios. Yo prefería saber qué podía hacer el MICE y qué no hasta octubre o noviembre a más tardar. Si la planificación era con dos semanas de margen, tal vez no era tan redituable, por eso lo ideal era tener todo programado con seis meses de antelación. Por suerte CABA lo entendió y finalmente salió la resolución que fue muy bien recibida por toda la actividad, tanto para hoteleros, medios y organizadores.

– ¿En el resto del país se vive un escenario similar?
– Fue muy importante haber formado parte de la reunión del Consejo Federal de Turismo en Buenos Aires. El ministro Matías Lammens y Yanina Martínez nos invitaron a participar y fue un muy buen encuentro. Pudimos hacer una presentación de la mirada de la previsibilidad y los temas a resolver a mediano y largo plazo para poder trabajar y captar eventos de cara al futuro. Yo pasé un listado de las provincias que ya tenían habilitado el segmento y se generó un intercambio de ideas muy positivo con los distintos secretarios de Turismo de todo el país. Hoy en día, las provincias tienen un esquema similar al que plantea la Ciudad de Buenos Aires.

– ¿Cómo impactan en el MICE los avances para que haya público en los eventos?
– Si bien hay una gran afluencia de participantes en los congresos y en las exposiciones a nivel mundial, no son considerados como eventos masivos como sí sucede con un recital o un acontecimiento deportivo. Nosotros no apuntamos a la aglomeración de gente, al contrario, siempre garantizamos el distanciamiento, con pasillos de circulación y demás. Es un tema que hay que terminar de pulirlo para lo que va a ser el próximo decreto presidencial. De alguna manera se tendría que hacer la salvedad de los encuentros de negocios y los relacionados a los entretenimientos.

– ¿Consideran que va a cambiar el comportamiento del pasajero del MICE?
– Hace poco lanzamos una encuesta junto al Instituto Nacional de Promoción Turística (INPROTUR) que estuvo dirigida a las asociaciones. Es un trabajo pensado para profesionales que habitualmente asisten a congresos en el país y en el exterior. La intención es tratar de perfilar si hay algún cambio en lo que respecta a la demanda. Es decir, esa persona que por lo general participaba de una feria, ¿se va a comportar de la misma manera? ¿Va a preferir un destino por encima de otro? ¿Modificará sus hábitos de viajes? ¿Querrá seguir viajando? ¿Qué va a requerir para sentirse seguro o para confirmar su participación en un evento?. Esperamos tener resultados para poder trazar el panorama actual.

– En cuanto a las compañías, ¿están incentivando los viajes de los ejecutivos?
– Hay muchas encuestas que se hicieron a distintas empresas acerca del ámbito corporativo. Las respuestas son positivas en un 90% o 95%. Los ejecutivos van a seguir viajando o tienen intenciones de seguir haciéndolo. Nosotros nos enfocamos más en las asociaciones y creemos que habrá dos realidades distintas. El segmento corporativo puro va a depender del travel manager global o el local de la compañía, sin dejar de lado los requisitos que la organización ponga para el cuidado de la salud de los empleados. Hoy hay firmas que postergan los viajes de sus ejecutivos en 2021 porque consideran que la situación sanitaria global no es estable, recién retomarán la presencialidad en ferias el año que viene. Es duro, es triste, pero es lo que estamos viviendo.

– ¿Cómo repercute en los ejecutivos el hecho de no poder viajar como antes?
– Hay una demanda contenida. Todo el segmento está esperando poder volver a esa presencialidad. Ahí aparece ese primer emergente, más desde el punto de vista del negocio, y nos basamos en una encuesta que hizo Messe Frankfurtsobre un total de 59 mil empresas, el 93% a nivel mundial quiere volver a los eventos presenciales. Para las ferias hay un mensaje claro: no funcionó el modelo virtual. El único formato que se puede llegar a considerar es el híbrido, es decir, presencialidad más amplificación de audiencia. Para el segmento de congresos y convenciones, hay menor participación presencial y más presencia digital, con un fuerte posicionamiento de los principales sponsors. La inversión es significativamente menor si el evento es digital y no presencial.

– ¿Por dónde creen que pasan los ejes de la recuperación?
– Hoy, con un escenario de países que abren y cierran fronteras en función de la situación epidemiológica que atraviesan, el enfoque se está dando en los eventos nacionales y regionales. El segmento internacional también será muy fuerte, pero más hacia el año que viene. Actualmente hay varias consultas para 2023 y 2024, pero sin la fortaleza ni la dinámica de la prepandemia.

– ¿Qué nichos están en alza?
– El de capacitaciones y entrenamientos, que permite un crecimiento en la cantidad de participantes. En lo vinculado a los congresos, las asociaciones sostienen que los médicos prefieren los eventos presenciales. Lo virtual sirvió para mantener vivo el conocimiento, pero perdieron un valor fundamental como es el intercambio con los colegas, lo que termina siendo un gran motivador en los viajes de los profesionales. Creo que la franja etaria de más de 40 o 50 años no quiere renunciar a la presencialidad.

– ¿Por qué son tan importantes las encuestas que hacen periódicamente?
– Teníamos ganas de interiorizarnos en todos los detalles. Por ejemplo, si se otorga la posibilidad de hacer un PCR o vacunarse en el evento al que se asiste, ¿es un motivador para que los ejecutivos no se pierdan esa oportunidad? ¿Cuánto va a pesar la cuestión de la bioseguridad? ¿Y las decisiones individuales? ¿Realmente hay ganas de tomarse un avión de Houston a Buenos Aires para estar cuatro días? Las respuestas son variadas, puede ser que algunos digan que sí y otros directamente ya lo descarten.

– ¿Creés que termina pesando el factor tiempo al momento de programar una reunión?
– Sí, por supuesto, influye mucho. Hay hábitos que se quedarán, no tengo dudas. La posibilidad de reunirse con otra persona estará siempre, pero en muchos casos estará relacionada con la optimización de tiempos. De forma virtual pueden hacerse, tal vez, tres, cuatro reuniones, y presencialmente una si tenemos en cuenta los desplazamientos. Creo que la tecnología va a ayudar mucho a resolver este tipo de cuestiones. El valor de la psicología también comienza a tener un valor preponderante porque surgen temas que son realmente interesantes para considerar.

– ¿Hay algún caso que les haya llamado la atención a nivel internacional?
– Más allá de los avances puntuales de Estados Unidos, Uruguay está pensando su reapertura con la posibilidad de ofrecer la vacunación para aquellos que no tengan una segunda dosis. Que un país piense como parte de su promoción turística otorgar la chance de brindarle una vacuna contra el COVID-19 a un pasajero era algo impensado. Es más, no hay un antecedente así en la historia del turismo mundial. Para mí nunca sería un motivador que un país se meta con mi salud, pero la visión se modificó por completo. El cambio de paradigma es muy importante.

– ¿Cuáles serán los desafíos que tendrán por delante los avances tecnológicos?
– Las herramientas van a servir para ayudar a que el mercado se vaya normalizando. La gente irá incorporando las mejoras tecnológicas y además nos obliga a sumar más responsabilidades, con mayor velocidad. Hay muchas cuestiones que volverán más interesantes a los eventos. Acá surge una discusión interesante, porque se estima que los eventos serán mucho más “light”, con más contenidos que resulten atractivos. Creo que la industria se irá descontracturando, porque estábamos acostumbrados a la formalidad y ahora cambió todo.

– ¿Creés que Argentina tiene una problemática digital de conectividad?
– Hay gente que no lo entiende o no está tan metida en el tema, pero hace unos días me tomé el trabajo de analizar y hasta hablé con gente de Europa y Estados Unidos sobre este tipo de inconvenientes. Hay que tener en cuenta el ranking de países que miden la velocidad de la conexión de Internet, porque se enfocan en la cantidad de megabytes promedio en cada país. Latinoamérica está en el fondo de la tabla, lamentablemente. La otra cara de la virtualidad es esa problemática. Se necesita un ancho de banda que desafortunadamente no está en todos lados. En teoría, hay un plan del Gobierno para pensar en inversiones turísticas.